El programa de intercambio de jeringuillas se puso en marcha hace más de una década en España para frenar el avance del contagio del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y de la Hepatitis C. Algunos carceleros son críticos con este programa porque supone implícitamente admitir que se consume droga en el interior de la prisión.
El recluso fallecido permanecía recluido en el módulo 23. Ese módulo, según fuentes penitenciarias, encierra a presos conflictivos aunque no son tan peligrosos como los de primer grado.
El interno perdió la vida el martes 16 de octubre. Un carcelero descubrió el cadáver a las 16.30 horas. Los internos entran en sus celdas después de comer y vuelven a salir dos horas después. Fuentes próximas al caso explicaron que el fallecido tenía un golpe en la cabeza, pero incidieron en que “estaba solo en la celda y no había ningún tipo de signo de violencia”.
Un portavoz de instituciones penitenciarias aseguró que no se hallaron jeringuillas en el interior de la estancia, aunque confirmó que el cadáver tenía “signos de venopunción”.
Interior está a la espera del resultado que realice el laboratorio de las muestras toxicológicas de la autopsia, un trámite que puede durar varios meses.
El sindicato Acaip (Agrupación de los Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias) reveló ayer que entre el 1 de enero y el 30 de septiembre se han detectado 27 intoxicaciones graves por consumo de drogas u otras sustancias en el interior de Picassent.
Fuente: Tokata.
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