domingo, 7 de octubre de 2012

Condena a compañeros del Caso Halandri y declaración del compañero Christos Tsakalos (Grecia)

El martes pasado, 2 de octubre, se dictaron las condenas en el segundo juicio contra la O.R. CCF, un juicio que empezó en diciembre de 2011 y concernía 3 de los ataques con artefactos explosivos realizados por la CCF en el 2009: contra la vivienda de ex-ministro Hinofotis, contra el Ministerio de Macedonia y Tracia y contra la vivienda de la política Louka Katseli.

Recordamos que desde el 7 de septiembre, cuando los compañeros de la Conspiración, Damianos Bolano, Mihalis y Giorgos Nikolopoulos abandonaron el juicio (Christos Tsakalos lo hizo antes) y destituyeron a sus abogadxs, ninguno de los compañeros acusados apareció en las siguientes audiencias.

Los jueces, como esperado, dos veces designaron abogadxs de oficio a los compañeros, pero ellos les rechazaron, no aceptando que ellxs les representen. Por esto, los compañeros recibieron una notificación de que el juicio seguiría “como si estubiecen presentes”, que de hecho significa “sin su presencia” y la audiencia del 2 de octubre se realizó así.


Damianos Bolano, Mihalis y Giorgos Nikolopoulos han sido condenados cada uno a: 7 años por “participación en una organización terrorista”, 10 años por cada uno de los 4 actos de “fabricación, provisión y posesión de explosivos” y a 7 años por cada una de las 3 “instigaciones a simple colaboración en la explosión causada por perpetradores desconocidos y de la cual procedió el peligro para las cosas y las personas”. Por lo tanto, la condena conjunta para cada uno de los tres compañeros es 68 años de cárcel, la llamada “condena fusionada” siendo 34 años, de las cuales hay que cumplir 25 años (ya que en Grecia no hay cadena perpetua).

Christos Tsakalos ha sido condenado a 7 años por “participación en una organización terrorista” y publicó la siguiente declaración:

Declaración de Christos Tsakalos respecto al juicio contra la CCF:
Ayer, mientras estaba sentado charlando con mis compañeros aquí en la cárcel de Koridallos donde me encuentro encerrado, me enteré de la condena que los juzgados me habían impuesto por el caso de Halandri.

Fue el fin de una actuación policial-judicial que terminó sin nuestra presencia ahí, puesto que ya hace semanas nos habíamos alejado del juicio, ofendiendo a sus leyes, injuriando a su Poder, escupiendo a su justicia y rechazando a sus circunstancias atenuantes.

Apenas me he enterado de las condenas, empezaron las “mofas” compañeristas. La razón es sencilla. ¡Los juzgados y sus marionetas separaron nuestras sentencias, condenado a mis tres compañeros a 34 años de cárcel cada uno, mientras que a mi me infligieron apenas 7 años!

Naturalmente, el clero judicial me puso una condena “suave” no porque a pesar de verme con un anhelo abrasador la unidad antiterrorista no logró localizarme en el caso Halandri, sino debido a la certeza sobre una más grave condena de muchos años que guardan reservada para mi en los juicios siguientes. Todxs saben que mi nombre está en todas las actas de acusación que conciernen a la Conspiración de Células del Fuego (y desde luego en algunas de ellas me atribuyen el papel del “dirigente”, así sobrepasando los límites de la ridiculez), mientras que también las autoridades italianas habían abierto un proceso penal contra mi persona.

Pero a mí nunca me ha importado la vacía elocuencia del lenguaje legal, ni tampoco el discurso democrático de la justicia con sus presunciones de inocencia y pruebas de evidencia.
Sigo siendo enemigo frente a la peste negra de la justicia y sus funcionarios.
Por esto, cuando hace cuatro inviernos fueron sacadas las primeras órdenes de busca y captura por la CCF, no vacilé ni por un momento. Los diarios y la tele me presentaban como “jefe” y “fundador” de la CCF, pero la unidad antiterrorista no pudo encontrar las pruebas para emitir orden de captura contra mi persona.

A pesar de esto pasé directamente las puertas de la clandestinidad anarquista y me junté con mis hermanos que estaban en busca y captura.

Igual entre iguales, amigo entre amigxs, compañero entre compañerxs…

Porque ninguna orden de captura y ninguna cárcel son capaces de separar a lxs que desafían al Poder, que hacen que el orden salte por los aires con una interminable poesía de la dinamita y que tienen el fuego por compañero.

De este modo tampoco ahora acepto a que se nos separe jurídicamente y les tiro en la cara de los jueces esa “suave” condena mía.

Repugno a su decencia hipócrita y guardo abiertas mis cuentas con la mafia judicial.

Además, mi libertad no la regateo en las salas judiciales del enemigo. La libertad es una causa estrictamente personal por la cual unx no mendiga sino la conquista. Día por día, pensamiento por pensamiento, gesto por gesto, sonrisa por sonrisa, ataque por ataque.

Sigo siendo un no arrepentido anarquista de praxis, nihilista en contra de la tranquilidad social y guerrillero urbano de la Conspiración de Células del Fuego para siempre.

Por lo tanto anulo la verdad jurídica y la palabra de la ley, siguiendo la verdad que yo elegí de creer y luchar por mi propia verdad, la de la insurrección permanente anarquista y de la nueva guerrilla urbana anarquista.
Ahí donde todo es posible.

Christos Tsakalos
Miembro de la Conspiración de Células del Fuego
Federación Anarquista Informal (FAI-FRI)
2/10/2010, Koridallos

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