La muerte de Jacobo R. R., a manos de, supuestamente, otro interno en la tarde del 2 de agosto en el módulo de aislamiento del centro penitenciario Puerto III, es el lógico desenlace a la desastrosa gestión y tratamiento de los enfermos mentales en prisión. El trágico final de esta persona es algo que debe investigarse (surgen demasiadas cuestiones al respecto) y depurar las responsabilidades necesarias, no sólo las responsabilidades penales del agresor (que es donde quedará todo) sino un proceso sancionador ejemplar a los funcionarios responsables de este hecho.
La situación de Jacobo, con graves trastornos de personalidad, era conocida en la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias a la que meses antes se le había pedido un tratamiento adecuado para esta persona a la que se le seguía manteniendo en aislamiento a pesar de lo contraindicado a su enfermedad.
Instituciones Penitenciarias no ha hecho nada al respecto a pesar de estar avisada con antelación de lo que le podía suceder y le ha sucedido.
Surgen algunas preguntas, que seguramente nadie dará respuesta:
¿Por qué agredido y agresor salían juntos al patio conociendo como se conocían los antecedentes de los dos presos?
¿Por qué al fallecido no se le hizo un tratamiento efectivo, se le seguía manteniendo en aislamiento acumulando sanciones provocadas por el trastorno mental sin posibilidad de recurrir?
¿Por qué no fue apartado a otra galería con presos menos conflictivos cuando se avisó meses atrás a II PP?
¿Cuál va a ser el tratamiento que se le va a dar al agresor, recordando que hace poco provocó el mismo suceso en Picassent? ¿Más aislamiento para una persona con trastornos mentales?
¿Este es el futuro que depara a los miles de enfermos mentales abandonados a su suerte en las cárceles españolas?
¿Conoceremos algún día lo que sucede en estos mataderos carcelarios?
Solamente unos datos oficiales: El 40% de la población penitenciaria padece trastornos mentales y de la personalidad, y el 8% enfermedad mental grave. La Secretaria General de Instituciones Penitenciarias cifra en más del 25% los enfermos mentales con diagnóstico en su historial médico. Los que no están diagnosticados los presupone en más de la mitad.
La mayoría de ellos se encuentran en prisión porque no existe ningún otro recurso comunitario para ellos, y su paso por tan duro ambiente agrava en prácticamente todos los casos sus patologías. La prisión, por tanto, se convierte en un sustitutivo inapropiado para estos enfermos ante la inexistencia de recursos asistenciales
A continuación la nota aparecida en prensa:
Un recluso ha matado supuestamente a otro en la prisión de Puerto III en la localidad gaditana de El Puerto de Santa María, han indicado fuentes penitenciarias.
Según las fuentes, el suceso ocurrió en la tarde de ayer, cuando los dos presos del módulo 15 de aislamiento, ambos internos de primer grado (el más restrictivo), compartían las dos horas de patio que les corresponde.
Al parecer, hubo una pequeña discusión y el preso L.B.E., de origen canario, supuestamente golpeó a J.R.R., de origen gallego, “hasta matarlo”.
“Todo ocurrió muy deprisa”, han señalado las mismas fuentes “y lo único que sabemos es que estaban los dos presos juntos y uno ha muerto”.
Los funcionarios de la prisión dieron aviso al juzgado de guardia, que ha ordenado el inicio de una investigación para esclarecer los hechos.
EFE
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