Baldo es víctima del Sistema Penitenciario del Estado español desde hace nueve años.
A lo largo de estos, su actitud combativa, rebelde y solidaria, ha sido respondida con la crueldad que la cárcel reserva a quienes ni siquiera la fuerza bruta puede domesticar.
Baldo ha sufrido aislamiento, innumerables traslados, torturas, FIES y, en definitiva, todo tipo de malos tratos. No obstante, aún no han podido con él y, a pesar de los problemas que esta conducta le ocasiona, su desobediencia hacia sus carceleros (del juez al funcionario) y su solidaridad con sus compañeros (dentro y fuera de prisión) sigue intacta.
En la actualidad, Baldo cumple condena en la cárcel de Topas, en la provincia de Salamanca.
En esta prisión, recibe las visitas de algunos de sus amigos y amigas -aunque el contacto es muy limitado- y está a la espera de tratamiento médico para una lesión en el hombro que padece desde hace dos años y que ya le ha llevado en una ocasión al quirófano (tras mucho pelear para que se lo permitieran).
En definitiva, no estamos dispuesto@s a admitir que lo trasladen un vez más y menos en sus condiciones de salud.
Pues bien, desde hace meses, pretenden aplicar a nuestro compañero un nuevo traslado en este caso, al penal de Algeciras. No les importa que lleve 47 traslados en 9 años, no les importa que Baldo se encuentre en mitad de un tratamiento médico, lo único que les interesa es castigar a un preso por no callarse ante los abusos y las injusticias que suceden en la cárcel y por negarse a pasar por el aro de la sumisión total hacia sus carceleros y para colmo, ahora le niegan las visitas al fisioterapeuta y las sesiones de rehabilitación, necesarias para su recuperación.
Ante esto, nuestro compañero considera la situación insostenible y se pone en huelga de hambre (desde el 30 de Mayo) para exigir, que no se pisoteen sus derechos más fundamentales, es decir, que por lo menos “cumplan sus propias leyes”.
Treinta días después abandona esta medida pero su situación sigue siendo la misma con un nuevo agravante; en las últimas semanas estamos viendo un aumento de la presión sobre él, le han cambiado de módulo y le están limitando seriamente las comunicaciones –lo cual nos complica conocer su situación-.
Los amigos y amigas de Baldo estamos con él y no le vamos a dejar solo; vamos a utilizar todos los medios a nuestro alcance para evitar esta injusticia. Por ello, exigimos a los responsables el cese inmediato de lo que no son más que medidas represivas hacia nuestro compañero, e invitamos a prestar solidaridad mediante la difusión de esta situación y la participación en las acciones de presión. ¡Basta de abusos hacia las personas presas! ¡Abajo los muros de las prisiones!
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