La media de evadidos por no volver del permiso, desde que se abrió esta maldita cárcel (agosto de 1996), ha sido de dos y medio por año, pero desde que está el nuevo director (febrero de 2012 hasta diciembre 2012), quienes no regresaron de un permiso han sido trece, lo que se incrementa entre un 500% o 600% la media de los presos que han alargado el disfrute de un permiso.
Más de un secuestrado por mes no ha aparecido tras su permiso. No debe gustar a los presos la masificación y el hacinamiento, que se encuentra entre un 150 y un 185 por ciento.
El nuevo director ha cesado subdirectores y nombrado nuevos puestos en la dirección (5 ceses y 5 nombramientos en 10 meses). La junta de tratamiento, órgano encargado de proponer los permisos, apenas ha sufrido variación, con la excepción del propio director y de algún otro miembro, la jueza de vigilancia penitenciaria, encargada de aprobar los permisos, también sigue siendo la misma durante estos once años. El director, en la junta de tratamiento, ejerce de presidente, con voto dirimente o de calidad, es decir, que en caso de empate el voto del director es el que decide.
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