El 9 de marzo, salí de la cárcel. Tras casi 4 años de procedimiento
represivo vinculado a una explosión en mayo de 2009 en Chambéry en la
que mi compañera Zoé falleció y donde yo fui gravemente herido.
He
pasado, pues, ese tiempo encerrado en las cárceles del estado
francés (2 años en preventiva después del accidente y 2 tras el proceso) y
más de 3 años bajo control judicial con un ritmo marcado por las
temporalidades y las restricciones judiciales, así como el riesgo de
volver a la cárcel por cada atisbo de libertad que arrancaba
regularmente de sus requisitos.
A pesar de que el procedimiento
judicial se haya acabado y porque la justicia siempre intenta mantener
un control a largo plazo, me quedan 6 meses de cárcel condicional y la
amenaza de una pena firme en caso de reincidencia.
A pesar de que
estoy en la calle, es obvio que esta página del pasado no ha pasado
porque Zoé deja un vacío doloroso en mi corazón así como en el de sus
cercanxs y que la cárcel y mis heridas me dejarán huellas indelebles en
la cabeza y el cuerpo.
Es evidente que no intentaré enterrar las
secuelas causadas por mi reclusión y que mi rabia hacia a este sistema
social está ahora más reforzada, así como mi determinación a luchar por
un mundo sin opresión ni dominación.
Quisiera también aprovechar
este texto para agradecer a todas las personas que han demostrado
solidaridad durante mi encarcelación y por los numerosos correos y
cartas que me permitieron vivir este periodo lo más cómodamente posible,
así como a la caja de solidaridad Kaliméro por su apoyo económico muy
útil en la precariedad carcelaria.
¡¡Porque la libertad será
siempre aparente mientras haya personas enfrentándose a la represión
carcelaria y a los controles del estado!!
Porque un mundo sin dominación ni opresión no se mendiga ni se vota, sino se construye, ¡¡que vivan las revueltas!!
¡¡Muerte a este mundo de mierda y todo lo que le permite existir!!
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