Arquitectura para destruir personas. Imposible reeducación y reinserción. Concertinas en el vallado. 16 pabellones. Más de mil celdas. 350.000 metros cuadrados: es la cárcel vacía más grande del mundo. Está en Archidona, Málaga, pueblo gobernado desde hace más de diez años por izquierda unida.
Como siempre, cuando se construye un centro de exterminio, como esta cárcel, se vende que dará trabajo a un pueblo que, en lugar de conciencia de clase, o mínimamente solidaria, tiene el dinero como ideología, sin ver más allá.
Pero los 90 millones de euros en los que estaba presupuestada la obra, que finalmente fueron 117 (corrupción ¿legalizada?), se los llevaría casi en su totalidad una constructora, esos entes inhumanos que se lucran de lo que sea, sin ninguna clase de valor, salvo el forrarse.
Casi toda la gente que intervino en crear ese monstruo de cemento vino de fuera del pueblo. Quizás pensaron que las familias y personas allegadas de las 2.000 personas que se pretendía encerrar allí, o 600 carceleros, dejarían algún dinero al triste pueblo de menos de diez mil habitantes. La cárcel se acabó en marzo de 2.013. Nada de ello ha sucedido, la cárcel está abandonada.
El pelotazo urbanístico es un hecho, la aprobación de algo que no iba a usarse también, y el enriquecimiento de algun@s está más que claro. ¿Todo legal? No se sabe, pero moral, desde luego, no. Pero lo que manda es el dinero, y engañar es gratis. Un pueblo rebelado contra una cárcel no es lo que ha sucedido. Ahí esta el resultado. Izquierdas, derechas, no hay diferencias a la hora de intentar ganar dinero, aunque ello sea a costa de encerrar, machacar personas, destruir sus vidas. Está más que claro que podemos acabar con esta locura, pero eso no será votando, sino actuando.
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