Tras detener a un grupo de 24 personas después de manifestarse contra la confirmación de la excarcelación del policía Jorge Villegas
–asesino de Pablo Vera- en Fiske Menuko -Roca-, la policía las torturó
brutalmente. Entre las víctimas se encuentran menores de edad y una
mujer embarazada de 8 meses. Los secuestros fueron ordenados por el juez
Maximiliano Camarda, sin siquiera haber aceptado el habeas corpus
interpuesto por la abogada.
La cobardía
La justicia debía una respuesta a la familia de Pablo Vera acerca
de la excarcelación del uniformado. Las y los familiares del joven
asesinado de un tiro en la nuca por el policía Jorge Villegas reclamaban
que espere el juicio con prisión preventiva, pero un juez –ex policía-
dispuso lo contrario. En busca de nuevas instancias, acudieron a la
Cámara Criminal Primera, que venía posponiendo su responsabilidad.
Sin informar a la familia, los jueces decidieron que el asesino
Villegas permanezca en libertad. Esperarían hasta el lunes para
comunicarlo, o tal vez hasta el mismo jueves 4, fecha en que tenían
planeado originalmente hacerlo. Empero, el dato se filtró y familiares y
amigos de Pablo Vera se hicieron presentes en la Ciudad Judicial de
inmediato.
La bronca
Tras la llegada de las y los manifestantes al edificio donde no
quisieron entregar el fallo a la familia, cortaron la avenida Roca a la
altura de San Luis, prendieron fuego gomas e hicieron ruido.
Pero la sangre es incontrolable, y entre esas y esos manifestantes
estaban la mamá, la ex compañera, las y los hermanos, los amigos de
Pablo. Y empezaron a volar piedras apenas un instante.
Fue un momento.
Automáticamente, cuando vieron el cerco policial que acompañó todo
el reclamo, desde el día del fusilamiento de Pablo, decidieron parar e
irse: ahí no conseguirían nada.
El secuestro
Las y los jóvenes ya se estaban yendo. Habían levantado el corte y se volvían a J.J.Gómez, repletos de dolor y de impotencia.
Al doblar en la esquina, fueron atacados por los uniformados de la
rionegrina con balas y gases. Se llevaron a 24. Catorce jóvenes mayores
de edad, seis menores y cuatro mujeres –entre ellas una embarazada de 8
meses- fueron trasladados a la comisaría 21, donde las y los torturaron y
amenazaron. La mayoría pertenecen al grupo más íntimo de la familia, a
excepción de un estudiante de la Universidad del Comahue militante de la
agrupación Independencia que los acompañaba.
El reclamo
Gracias al inmenso esfuerzo del grupo que viene acompañando a la
familia de Pablo Vera desde el primer momento, cerca de las nueve de la
noche se logró sacar a las mujeres y a los niños, quienes tienen su
cuerpo como testimonio de lo que los pares del asesino del joven de 23
años les hicieron.
Las y los militantes tuvieron que trasladar por sus propios medios a los heridos al hospital.
La complicidad
Los medios de comunicación corporativos se callaron. El gobierno
rionegrino apretó la mano de un policía asesino y golpeó a 24 jóvenes
que reclamaban justicia y apenas si estuvo en el contenido del diario
más leído de la región, en cuya portaba predominaba el secuestro de un
empresario y ni siquiera menciona los hechos ocurridos en Fiske Menuko.
Lo que cuentan
Por la noche, la Comisión por Pablo Vera emitió un comunicado con
la información que pudieron recopilar de las personas que fueron
liberadas y de los jóvenes que la abogada Victoria Naffa logró ver en el
interior de la Comisaría 21. “No sólo lxs golpearon al momento de la
detención, sino también al llegar a la Comisaría 21ª y, una vez adentro,
lxs hicieron desfilar unx por unx para seguirles pegando”, explican.
“Inmediatamente conocida la detención, lxs abogadxs que intervienen
en la causa, interpusieron un habeas corpus, para proteger la
integridad física de todxs lxs detenidxs. Por su parte, se denunció
frente a la Fiscalía de turno los hechos acontecidos en la Comisaria.
Tanto el fiscal y el juez, que apuraron la investigación por daños
ocurridos en la sede judicial, fueron los que se negaron a intervenir en
la causa por las torturas ocurridas en la Comisaria”, remarcan.
“Siete de los detenidos, entre los que se encuentran dos hermanos
de Pablo, fueron trasladados a la Comisaría Tercera, en al cual prestaba
servicios el asesino de Pablo, lo cual constituye un acto de
provocación hacia quienes nos manifestamos exigiendo justicia”, relatan:
“los otros siete detenidos permanecerieron en la comisaria 21, el mismo
lugar donde fueron golpeados y torturados por la Policía”, a lo que
agregan que “el juez que intervine en la causa, Maximiliano Camarda,
manifestó la voluntad de liberar a los detenidos recién el día lunes, es
decir, tres días después de su detención”.
Debido a las torturas a las que fueron sometidos los detenidos, se
presentó un habeas corpus en busca de proteger la vida de los jóvenes
que permanecen detenidos, pero el mismo juez Camarda lo rechazó.
La indiferencia
El silencio del pueblo es complicidad, el mejor garante de que el
poder actúe como se le da la gana. En Fiske Menuko, como en casi todas
las localidades del país, el estéreo de un auto vale más que la vida
humana y que la dignidad.
Si bien hoy se encuentran liberados los compañeros la policía
sigue amedrentando a los familiares (balearon la casa de una compañera,
rompieron vehículos de familiares, etc), los liberados tuvieron que
volver al hospital por las secuelas de los golpes, el poder judicial
persigue a un trabajador de la justicia que acompaño la lucha
impidiéndole por varios días ingresar a su puesto de trabajo y se está
criminalizando a las organizaciones que acompañan la lucha (Conrado
Gigena uno de los detenidos no participo de la movilización a tribunales
pero al encontrarse con la brutal detención de los compañeros por parte
de la policía se pusó a sacar fotos y cuando lo quieren detener
manifiesta que no estaba en la movilización pero la policía le responde
“a vos te tenemos fichado”) y se busca procesar a compañeros por
“instigadores”.
Para mas información familiaresyamigospablovera@gmail.com
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