Este 8 de julio se retomó la huelga de hambre que empezó en las
prisiones de California hace dos años. Durante tres semanas en julio del
2011 y otras tres semanas en septiembre-octubre, un total de 12,000
presos se sumaron a la huelga iniciada por cuatro presos de la infame
Unidad de Vivienda de Seguridad (SHU) del penal de súper máxima
seguridad Pelican Bay (Bahía de Pelicanos).
Después el Departamento de Correcciones de California adoptó unas reformas que debería resultar en la re-clasificación de ciertos presos y su salida de la SHU, pero dicen los organizadores del Colectivo Corredor Corto que las reformas no resuelven las demandas básicas y por cierto, hacen la situación peor al enumerar más violaciones graves y una lista de 1500 grupos que presentan una “amenaza a la seguridad”.
Por eso, una huelga indefinida empieza ahora y las cinco demandas básicas siguen vigentes: la eliminación del aislamiento prolongado en una celda; la abolición de castigos colectivos; la abolición del interrogatorio obligatorio sobre afiliaciones pandilleras; la provisión de comida adecuada; y el establecimiento o ampliación de programas educativos y culturales. A estas demandas elementales, ahora se agrega una lista de 40 demandas suplementarias que incluyen un amparo contra represalias, una llamada telefónica cada semana, visitas de 4-6 horas, bibliotecas bien abastecidas, colchones de buena calidad, y un fin a la humillante y dolorosa práctica de revisión rectal.
En el estado de California alrededor de 12,000 presos están sometidos al confinamiento en solitario, es decir el aislamiento prolongado en una celda.
Aunque unos días o semanas en el hoyo ha sido un viejo castigo en muchas prisiones del mundo, el aislamiento en las prisiones o módulos de súper máxima seguridad en Estados Unidos ahora suele durar años o décadas.
La historia de Pelican Bay, el primer penal estatal de súper máxima seguridad… fue inaugurada en 1989 bajo el modelo del aislamiento prolongado estrenado en la prisión federal en Marion, Ilinois a partir de 1972. En aquel entonces, todo un periodo de activismo en la sociedad se reflejaba en las prisiones, donde se encontraban un buen número de presos políticos y también presos comunes indispuestos a aguantar injusticias. Debido a la organización de grupos de estudio, protestas, huelgas y rebeliones dentro de las prisiones, las autoridades buscaron la manera de separar a los potenciales disidentes de los demás presos. Entonces cuando los presos en Marion respondieron con un paro de trabajo a una severa golpiza propinada a un preso mexicano, las autoridades encerraron en sus celdas a todos los presos recluidos en un ala de la prisión, así iniciando la primera “unidad de control”. Una década después, en 1983, cuando dos guardias fueron asesinados en el penal Marion, la prisión entera se volvió una “unidad de control”, otro término usado para describir las prisiones de súper máxima seguridad. En 1994, Marion fue bajado de categoría y reemplazado por el aterrador ADMAX en Florence, Colorado, el cual es el único penal federal de súper máxima seguridad en Estados Unidos actualmente y el prototipo ahora exportado a los demás estados y al mundo.
Ahora muchas personas saben del enorme auge en la construcción de prisiones que ocurrió en Estados Unidos entre 1972 y 2010, en el cual la población de todas la prisiones federales, estatales, de condado y de inmigración se disparó desde 250,000 hasta 2.4 millones de personas con tremendas disparidades raciales. Pero en por lo menos 44 estados en los años 90, también hubo un auge de construcción de las prisiones supermax, donde más de 25,000 presos están encerrados actualmente. Además, decenas de miles de presos se mantienen en solitario en módulos aún más restrictivos, llámenselas unidades de “vivienda de seguridad”, “vivienda restringida”, “administración segregada”, etc. dentro de una prisión. El grupo Solitary Watch estima que actualmente entre 85,000 y 100,000 hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas se mantienen en aislamiento total o casi total en Estados Unidos.
La vida diaria…
¿Cómo es la vida en un penal de súper máxima seguridad? Aunque unos detalles pueden variar (si hay una o dos horas de ejercicio, la posibilidad de tener llamadas telefónicas o materiales de lectura, etc.), vale la pena conocer las condiciones en la SHU de Pelican Bay como un ejemplo de lo que nadie en sus cinco sentidos jamás quisiera vivir. El bloque de cemento sin ventanas en las celdas es una especie de tumba electrónica para los 1,110 presos encerrados ahí. Según las reglas, un preso sólo puede estar mantenido en la SHU durante 18 meses, pero más de la mitad han estado ahí durante por lo menos 5 años y 90 presos tienen más de 20 años en la SHU. Por lo regular una sola persona está encerrada en una pequeña celda de 2 x 2.5 metros donde la privación sensorial es total. Sólo sale cuando un oficial fuertemente armado en una cabina central de control abre su puerta electrónicamente para que pueda bañarse tres veces a la semana o tomar ejercicio durante una hora diaria entre semana en un pequeño pasillo que mide 5 x 8 metros. En las celdas, las luces siempre están prendidas y una cámara filma la vida del preso. No se permiten llamadas telefónicas y hay pocas visitas, éstas sin contacto físico a través de una pantalla.
Los materiales de lectura son muy restringidos. Los guardias entregan la comida a través de una ranura en la puerta y el preso ni siquiera tiene contacto con ellos a menos que se le acuse de cometer una “infracción” como quejarse de la comida. En este caso, el preso es castigado por un proceso llamado “extracción de celda” que consiste en que un equipo de 6 a 8 guardias entra en la celda vestidos con uniformes robóticos, atacan al preso con armas paralizantes, gases lacrimógenos, gritos, golpes y patadas y lo dejan atado en un bulto en el pasillo como escarmiento para los otros presos.
En Pelican Bay, se dice que la única manera de salir de la SHU es morir o delatar a otro preso como “pandillero”. Según un estudio hecho por el alpinista Shane Bauer, retenido en una prisión iraní durante más de dos años, un preso en Pelican Bay puede ser clasificado como “pandillero” por tener un tatuaje o tener en su posesión una copia del periódico San Francisco Bay View o una publicación de Prison Focus; un libro de George Jackson, Malcolm X, Karl Marx, Macchiavello, Sun Tzu o Mumia Abu-Jamal; una foto de Assata Shakur o un escrito donde se usa el nombre “New Afrikan”; el dibujo de un dragón, pantera o águila; o algo que indica que él usa términos como “tío”, “hermano”, “señor” o cualquier palabra en nahuatl.
La tortura
Durante años, las condiciones en los penales supermax han sido denunciadas como tortura por presos políticos que han pasado décadas en ellos, incluyendo Mumia Abu-Jamal y Russell “Maroon” Shoatz, también “los 2 de Angola” Albert Woodfox y Herman Wallace, aislados durante 42 años por haber organizado una agrupación de los Panteras Negras dentro de las prisiones de Luisiana. Hugo “Yogui” Pinell ha estado en aislamiento total, sin llamadas telefónicas, durante 42 años, los últimos 22 en Pelican Bay. ¿Su crimen? Promover una mentalidad revolucionaria dentro de las prisiones y estar en un enfrentamiento el día que su amigo George Jackson fue asesinado, día que también murieron tres guardias y dos reos que funcionaban como guardias.
Ahora cada vez más expertos y grupos de derechos humanos consideran el aislamiento prolongado en una celda como una forma de tortura o un trato cruel e inhumano, incluyendo el psiquíatra Dr. Terry Kupers y las organizaciones California Prison Focus, ACLU, Center for Human Rights and Constitutional Law, Fair Chance Project and Physicians for Human Rights, algunas de las cuales han denunciado a las prisiones. En 2011, el relator especial de la ONU sobre la tortura, Juan Méndez, afirmó que el aislamiento prolongado en una celda durante más de 15 días constituye tortura.
Después de 15 días los trastornos físicos, emocionales y mentales como profunda depresión, rabia, alucinaciones, ansiedad, claustrofobia, confusión y pérdida de memoria, pueden ser irreversibles.
Alerta para México
A la huelga de hambre que se reanuda en California este 8 de julio, se suman presos de penales como Córcoran y San Quentin y también de un reclusorio juvenil en el estado de Washington, para empezar. El sábado 13 de julio se convoca un mitin afuera de Corcoran y se espera amplio apoyo para la huelga.
Piden que firman esta petición en línea:
http://www.change.org/petitions/support-pelican-bay-shu-prisoners-five-core-demands-hunger-strike
Esta huelga de hambre es un desafío a la tortura que se practica en las prisiones en California y también un llamado a parar lo que ya está en camino en México, donde el auge actual en la construcción de prisiones incluye nuevos penales de súper máxima seguridad en dos enormes complejos penitenciarios de Las Islas Marías y Papantla, Veracuz, otro en Tepic, Nayarit, más un módulo tipo supermax agregado al Cefereso # 5 en Perote, Veracruz.
Aparte, ya se han inaugurado tres de los ocho nuevos Ceferesos de máxima seguridad con inversión pública-privada y administración privada, el más reciente es el Cefereso # 13 en Mengolí de Morelos, Miahuatlán, Oaxaca, donde los presos políticos Loxicha acaban de sufrir crueles torturas en su violento traslado ahí el pasado 7 de junio. La descripción actual de este Cefereso en la prensa como un penal de mediana seguridad nos recuerda el double-speak del ex jefe de la SSP Genaro García Luna al inaugurar el supermax en Tepic: “La clasificación oficial del penal es de máxima seguridad pero tiene la tecnología de vanguardia para cumplir con los requisitos de un penal de súper máxima seguridad”. ¿Ah sí? Y de haber pagado esta maravillosa tecnología ¿debemos suponer que no la van a usar a su antojo? Para saber lo que realmente pasa en estos infiernos, tendremos que contar con la palabra de los presos.
Esperemos que la digna resistencia de los presos en los dos países sea un fuerte desafío a la indiferencia pública y un gran paso hacia el derrumbe de estos centros de tortura y muerte.
Ver más información: http://prisonerhungerstrikesolidarity.wordpress.com/
Después el Departamento de Correcciones de California adoptó unas reformas que debería resultar en la re-clasificación de ciertos presos y su salida de la SHU, pero dicen los organizadores del Colectivo Corredor Corto que las reformas no resuelven las demandas básicas y por cierto, hacen la situación peor al enumerar más violaciones graves y una lista de 1500 grupos que presentan una “amenaza a la seguridad”.
Por eso, una huelga indefinida empieza ahora y las cinco demandas básicas siguen vigentes: la eliminación del aislamiento prolongado en una celda; la abolición de castigos colectivos; la abolición del interrogatorio obligatorio sobre afiliaciones pandilleras; la provisión de comida adecuada; y el establecimiento o ampliación de programas educativos y culturales. A estas demandas elementales, ahora se agrega una lista de 40 demandas suplementarias que incluyen un amparo contra represalias, una llamada telefónica cada semana, visitas de 4-6 horas, bibliotecas bien abastecidas, colchones de buena calidad, y un fin a la humillante y dolorosa práctica de revisión rectal.
En el estado de California alrededor de 12,000 presos están sometidos al confinamiento en solitario, es decir el aislamiento prolongado en una celda.
Aunque unos días o semanas en el hoyo ha sido un viejo castigo en muchas prisiones del mundo, el aislamiento en las prisiones o módulos de súper máxima seguridad en Estados Unidos ahora suele durar años o décadas.
La historia de Pelican Bay, el primer penal estatal de súper máxima seguridad… fue inaugurada en 1989 bajo el modelo del aislamiento prolongado estrenado en la prisión federal en Marion, Ilinois a partir de 1972. En aquel entonces, todo un periodo de activismo en la sociedad se reflejaba en las prisiones, donde se encontraban un buen número de presos políticos y también presos comunes indispuestos a aguantar injusticias. Debido a la organización de grupos de estudio, protestas, huelgas y rebeliones dentro de las prisiones, las autoridades buscaron la manera de separar a los potenciales disidentes de los demás presos. Entonces cuando los presos en Marion respondieron con un paro de trabajo a una severa golpiza propinada a un preso mexicano, las autoridades encerraron en sus celdas a todos los presos recluidos en un ala de la prisión, así iniciando la primera “unidad de control”. Una década después, en 1983, cuando dos guardias fueron asesinados en el penal Marion, la prisión entera se volvió una “unidad de control”, otro término usado para describir las prisiones de súper máxima seguridad. En 1994, Marion fue bajado de categoría y reemplazado por el aterrador ADMAX en Florence, Colorado, el cual es el único penal federal de súper máxima seguridad en Estados Unidos actualmente y el prototipo ahora exportado a los demás estados y al mundo.
Ahora muchas personas saben del enorme auge en la construcción de prisiones que ocurrió en Estados Unidos entre 1972 y 2010, en el cual la población de todas la prisiones federales, estatales, de condado y de inmigración se disparó desde 250,000 hasta 2.4 millones de personas con tremendas disparidades raciales. Pero en por lo menos 44 estados en los años 90, también hubo un auge de construcción de las prisiones supermax, donde más de 25,000 presos están encerrados actualmente. Además, decenas de miles de presos se mantienen en solitario en módulos aún más restrictivos, llámenselas unidades de “vivienda de seguridad”, “vivienda restringida”, “administración segregada”, etc. dentro de una prisión. El grupo Solitary Watch estima que actualmente entre 85,000 y 100,000 hombres, mujeres, jóvenes, niños y niñas se mantienen en aislamiento total o casi total en Estados Unidos.
La vida diaria…
¿Cómo es la vida en un penal de súper máxima seguridad? Aunque unos detalles pueden variar (si hay una o dos horas de ejercicio, la posibilidad de tener llamadas telefónicas o materiales de lectura, etc.), vale la pena conocer las condiciones en la SHU de Pelican Bay como un ejemplo de lo que nadie en sus cinco sentidos jamás quisiera vivir. El bloque de cemento sin ventanas en las celdas es una especie de tumba electrónica para los 1,110 presos encerrados ahí. Según las reglas, un preso sólo puede estar mantenido en la SHU durante 18 meses, pero más de la mitad han estado ahí durante por lo menos 5 años y 90 presos tienen más de 20 años en la SHU. Por lo regular una sola persona está encerrada en una pequeña celda de 2 x 2.5 metros donde la privación sensorial es total. Sólo sale cuando un oficial fuertemente armado en una cabina central de control abre su puerta electrónicamente para que pueda bañarse tres veces a la semana o tomar ejercicio durante una hora diaria entre semana en un pequeño pasillo que mide 5 x 8 metros. En las celdas, las luces siempre están prendidas y una cámara filma la vida del preso. No se permiten llamadas telefónicas y hay pocas visitas, éstas sin contacto físico a través de una pantalla.
Los materiales de lectura son muy restringidos. Los guardias entregan la comida a través de una ranura en la puerta y el preso ni siquiera tiene contacto con ellos a menos que se le acuse de cometer una “infracción” como quejarse de la comida. En este caso, el preso es castigado por un proceso llamado “extracción de celda” que consiste en que un equipo de 6 a 8 guardias entra en la celda vestidos con uniformes robóticos, atacan al preso con armas paralizantes, gases lacrimógenos, gritos, golpes y patadas y lo dejan atado en un bulto en el pasillo como escarmiento para los otros presos.
En Pelican Bay, se dice que la única manera de salir de la SHU es morir o delatar a otro preso como “pandillero”. Según un estudio hecho por el alpinista Shane Bauer, retenido en una prisión iraní durante más de dos años, un preso en Pelican Bay puede ser clasificado como “pandillero” por tener un tatuaje o tener en su posesión una copia del periódico San Francisco Bay View o una publicación de Prison Focus; un libro de George Jackson, Malcolm X, Karl Marx, Macchiavello, Sun Tzu o Mumia Abu-Jamal; una foto de Assata Shakur o un escrito donde se usa el nombre “New Afrikan”; el dibujo de un dragón, pantera o águila; o algo que indica que él usa términos como “tío”, “hermano”, “señor” o cualquier palabra en nahuatl.
La tortura
Durante años, las condiciones en los penales supermax han sido denunciadas como tortura por presos políticos que han pasado décadas en ellos, incluyendo Mumia Abu-Jamal y Russell “Maroon” Shoatz, también “los 2 de Angola” Albert Woodfox y Herman Wallace, aislados durante 42 años por haber organizado una agrupación de los Panteras Negras dentro de las prisiones de Luisiana. Hugo “Yogui” Pinell ha estado en aislamiento total, sin llamadas telefónicas, durante 42 años, los últimos 22 en Pelican Bay. ¿Su crimen? Promover una mentalidad revolucionaria dentro de las prisiones y estar en un enfrentamiento el día que su amigo George Jackson fue asesinado, día que también murieron tres guardias y dos reos que funcionaban como guardias.
Ahora cada vez más expertos y grupos de derechos humanos consideran el aislamiento prolongado en una celda como una forma de tortura o un trato cruel e inhumano, incluyendo el psiquíatra Dr. Terry Kupers y las organizaciones California Prison Focus, ACLU, Center for Human Rights and Constitutional Law, Fair Chance Project and Physicians for Human Rights, algunas de las cuales han denunciado a las prisiones. En 2011, el relator especial de la ONU sobre la tortura, Juan Méndez, afirmó que el aislamiento prolongado en una celda durante más de 15 días constituye tortura.
Después de 15 días los trastornos físicos, emocionales y mentales como profunda depresión, rabia, alucinaciones, ansiedad, claustrofobia, confusión y pérdida de memoria, pueden ser irreversibles.
Alerta para México
A la huelga de hambre que se reanuda en California este 8 de julio, se suman presos de penales como Córcoran y San Quentin y también de un reclusorio juvenil en el estado de Washington, para empezar. El sábado 13 de julio se convoca un mitin afuera de Corcoran y se espera amplio apoyo para la huelga.
Piden que firman esta petición en línea:
http://www.change.org/petitions/support-pelican-bay-shu-prisoners-five-core-demands-hunger-strike
Esta huelga de hambre es un desafío a la tortura que se practica en las prisiones en California y también un llamado a parar lo que ya está en camino en México, donde el auge actual en la construcción de prisiones incluye nuevos penales de súper máxima seguridad en dos enormes complejos penitenciarios de Las Islas Marías y Papantla, Veracuz, otro en Tepic, Nayarit, más un módulo tipo supermax agregado al Cefereso # 5 en Perote, Veracruz.
Aparte, ya se han inaugurado tres de los ocho nuevos Ceferesos de máxima seguridad con inversión pública-privada y administración privada, el más reciente es el Cefereso # 13 en Mengolí de Morelos, Miahuatlán, Oaxaca, donde los presos políticos Loxicha acaban de sufrir crueles torturas en su violento traslado ahí el pasado 7 de junio. La descripción actual de este Cefereso en la prensa como un penal de mediana seguridad nos recuerda el double-speak del ex jefe de la SSP Genaro García Luna al inaugurar el supermax en Tepic: “La clasificación oficial del penal es de máxima seguridad pero tiene la tecnología de vanguardia para cumplir con los requisitos de un penal de súper máxima seguridad”. ¿Ah sí? Y de haber pagado esta maravillosa tecnología ¿debemos suponer que no la van a usar a su antojo? Para saber lo que realmente pasa en estos infiernos, tendremos que contar con la palabra de los presos.
Esperemos que la digna resistencia de los presos en los dos países sea un fuerte desafío a la indiferencia pública y un gran paso hacia el derrumbe de estos centros de tortura y muerte.
Ver más información: http://prisonerhungerstrikesolidarity.wordpress.com/
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